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martes, 20 de enero de 2015

Remando al viento con Byron...

“Esta película acontece como un sueño y está, por tanto, sujeta a la interpretación de quien la sueñe.” (Gonzalo Suárez)


BYRON: Hay tres cosas que yo puedo hacer y usted no (…). Cruzar un río a nado, apagar una vela de un disparo a veinte pasos…Qué inútil es todo, ¿para qué cruzar un río, o disparar a una vela?
POLIDORI: ¿Y la tercera? (…). Ha dicho que eran tres cosas.
BYRON: Sí… Escribir un poema del que se han vendido diez mil copias en un solo día.

Crítica de la película en "Cine para soñar"

Para seguir ahondando en el Romanticismo y en la figura de Byron, veremos en clase la película Remando al Viento.

El argumento de la película, dirigida por Gonzalo Suárez en 1988 e inspirado en hechos reales pero con gran derroche de imaginación, cuenta las jornadas que estos personajes compartieron en Villa Diodati, durante la visita que Percy Bysshe Shelley, Mary y Clara realizaron a Lord Byron y a su médico Polidori en su retiro suizo. Una noche de tormenta, de esas que en Villa Diodati transcurren leyendo poesía a la luz de una vela o jugando una partida de billar, Shelley, Byron, Polidori, Mary y Clara se entretienen leyendo y contando historias de fantasmas en un entorno lúgubre, de viento, lluvia, truenos, relámpagos y sombras de perfiles sinuosos que se proyectan en las paredes débilmente iluminadas. Como es sabido, en ese momento se les ocurre plantearse un reto: escribir un relato de terror. De esa reunión nació El vampiro, de John Polidori, y por supuesto, Frankenstein o el moderno Prometeo, cuyo título hace referencia al Prometeo liberado ( una obra teatral en verso) de Shelley y a su vez al clásico Prometeo encadenado, atribuido a Esquilo. Hay que recordar que en una de las fábulas mitológicas en las que el titán Prometeo es protagonista se le atribuye el ser el creador de los seres humanos a los cuales modela con barro.


 La acción tiene lugar en Inglaterra, Suiza, Venecia (Italia) y Noruega, entre 1814 y 1822. Narra la historia de Mary W. Shelley , hija del librepensador William Godwin y de Mary Wallstonecrafs, escritora feminista, que murió de parto al nacer ella. Tras una vida de amor, viajes, maternidades frustradas y creación literaria, a bordo de un velero surca las aguas del Polo Norte (el Fin del Mundo) en busca del mito que creó, Frankenstein o el nuevo Prometeo. Durante el viaje recuerda los episodios más significativos de su vida: su amor por el poeta Percy Bisshe Shelley, discípulo de su padre, el abandono de la casa paterna, la huída de Inglaterra con Percy y su hermanastra Claire Clairmont , la visita (verano 1816) a lord Byron  en la "Villa Disdoti", de Suiza, el amor que le profesa John William Polidori , el largo romance de Claire y Byron, la propuesta de Byron en una tarde lluviosa de idear y contar historias de terror , el matrimonio con Percy cuando enviuda (diciembre 1816), los encuentros inquietantes de Frankenstein con los miembros del grupo, la realidad física del mito creado por su imaginación y una larga serie de sucesos llenos de misterio y fantasía.


 Las secuencias rodadas en exteriores profundizan en la estética romántica como forma de mostrar las firmes convicciones ideales de quienes pertenecían a esta corriente: los planos de la barca bogando bajo la luz de la luna, el mágico jardín de la casa, medio iluminado medio en penumbra, el castillo al que se dirigen Byron y Shelley cuando sufren la tempestad, pero también las imágenes de las anchas playas de fina arena y los mares embravecidos, de los acantilados de fuertes vientos, de la campiña italiana de prados verdes bajo la lluvia, o de Venecia, con ese obispo vestido con sus ricas ropas apoltronado en una góndola que surca los canales sobre aguas grises, entre edificios sucios y bajo puentes humedecidos...

 La película, que está contada a modo de flash-back por una solitaria Mary Shelley que es pasajera de un barco que surca aguas árticas en busca de la Criatura que ella misma había creado, realiza el seguimiento de las vidas de estos personajes que coincidieron aquella mágica noche y los desgraciados avatares que les sucedieron a ellos y a quienes los rodearon. Para ello utiliza como vehículo al monstruo, la Criatura ideada por Mary Shelley, el Prometeo de su obra (al que por cierto, todo el mundo identifica como “Frankenstein”, olvidando que éste no es su nombre, sino el de su creador; el monstruo no tiene nombre) cuyas espectrales apariciones tienen lugar siempre como anuncio de la catástrofe que está a punto de sobrevenir a cada uno de los personajes. De este modo, se nos muestra la Criatura, no como un espectro o una presencia ajena a los personajes, sino como una proyección de su propia alma que cobra vida, como un reflejo del lado oscuro de cada uno de ellos en el espejo de un futuro fatal.

He aquí un vídeo con una tertulia sobre la película con la presencia del director y de uno de sus actores.



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